Ricardo Baez Sierra
nació en Trenque Lauquen el 19 de diciembre de 1918, murió el 7 de mayo de
1989. Fue empleado del ferrocarril, buen empleado, durante toda su vida trató
de tener una vida ordenada, tanto como se lo permitía su labor de maquinista,
estaba mucho tiempo ausente de su casa, en una época en donde ese significaba
no saber nada del otro en esa ausencia. Tuvo una mujer y dos hijos que hoy lo
recuerdan como a un buen padre, su vida no hubiera trascendido si no fuera por
la inclinación de Ricardo a mirar un poco más allá, y por su frustración de no
haber podido conocer en toda su vida una montaña de gran altitud. Dos años
antes de morir su hijo menor lo llevó a conocer Sierra de la Ventana y lloró al
pié del cerro. A los 21 años no pudo ocultarlo más, y le dijo a un compañero
que lo cubriera unas horas, se internó en el monte, más o menos a la altura de
la Estación La Sofía, en Carlos Casares. Y allí, comenzó su verdadera vida,
aquello por lo que hoy lo recordamos: relevó los montes menos altos de la
Provincia. No importaba si fueran montículos de medio metro, de basura, de
brosa o de tierra, él iba con su libreta y un pequeño cartel y lo bautizaba. “Montecito
El Chaperío, Altura: 48 centímetros” Tuvimos acceso al cuaderno de notas que
gentilmente su hijo –hoy vive en Chivilcoy- nos prestó y allí hay registradas
1296 pequeñas –mínimas- montañas, hallamos una rareza, en algún lugar cerca de
Salliqueló, por el paraje Gracierena, encontró el monte menos alto de Buenos
Aires, al que bautizó: “Jamáseráunpico. Altura: 17 Centímetros” La vida de esta
clase de hombres, nos revela que la humanidad tiene sentido aún.
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