Las Comidas
populares son universales a pesar de que están contenidas en regiones que luego
han tenido la mala fortuna de crear banderas, pero antes que éstas, la comida
típica de un pueblo es el sentimiento más genuino de Identidad que una
comunidad puede tener, o a lo que más alto puede aspirar. Los platos populares
son platos surgidos de la miseria y todos sabemos que un ser humano hundido en
ella y con hambre, puede desarrollar canales creativos de inmensa potencia. El
puchero, el minestrón, el guiso carrero, el bife hamburgués (la hamburguesa),
los diferentes tipos de omeletes, la pizza, la pasta con pesto, el curanto, y
todos los platos populares tienen un mismo origen: sofocar el hambre con las
sobras. Llenarse con poco y con lo que se tenga más a mano. En Sudáfrica,
existe un plato popular que se puede comer en todos los carribares de este país
que fue tan castigado por los europeos. Es ejemplo de creatividad, y se ajusta
notablemente a los cánones arriba dichos acerca de qué significa un plato popular.
Se llama Bunny Chow, y se trata de agujerear un pan viejo, y rellenarlo con
curry, trozos de carne y salsa. El origen se remonta a los esclavos malayos que
llevaron los europeos a Durban (principal puerto sudafricano) Pero se hizo tan
popular que los blancos se lo hicieron suyo, es decir, sacaron plata
haciéndolo. Y en pleno apartheid prohibieron su consumo a los negros, quienes a
la sazón lo habían creado. A pesar de esto, el pueblo, es decir, los negros, lo
comenzaron a vender en carribares en el puerto, volviendo al Bunny Chow a su
cuna: la calle. El Bunny Chow es una gran idea que se debería hacer en nuestras
mesas. Pan, salsa y carne. Punto. Te llena y es barato. El ser humano sabe cómo
sobrevivir. Mi homenaje a los esclavos malayos que se las ingeniaron para
romperles el traste a sus amos europeos quienes les querían dar comida de
perro. Ahí tienen, les dieron el plato típico de su país, el admirado Bunny
Chow.
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